domingo, 9 de diciembre de 2012

Vale, seré franca. Cada segundo de mi día es una agonía. En primer lugar, su recuerdo, aquel cercano, dulce y amargo recuerdo, con ese deje de acidez que tanto amaba. También el recuerdo lejano, de aquel pasado tormentoso, de tan dañino recuerdo, aquel que en su momento creí un paraíso. Por último, el presente: Piel ligeramente morena, cabellos oscuros (a los cuales les hace realmente falta un corte), ojos castaños, veinticinco centímetros más alto que mi ser, sonrisa sincera, sonrisa de amigo. Amigo. Nunca pensé que esa palabra doliera tanto. Pero duele.

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